La mirada a la diversidad

Nuestra mayor innovación tiene ya varios siglos
29 noviembre, 2017
Educar fuera del aula
4 diciembre, 2017

La diversidad en las aulas, ¿una oportunidad o una condena? Depende, como cantaba Pau Donés. Y, ¿de qué depende? Del color con el que se mire, claro. En demasiadas ocasiones nos encontramos con miradas a la diversidad que, sin querer, nos trasladan la imagen de ésta como un problema para la educación: “¡Queremos que haya menos inmigrantes en mi colegio! ¡A ver si esos colegios concertados y elitistas empiezan a asumir su cuota de responsabilidad!” Seguro que habéis leído o escuchado esto.

No es la única mirada posible. Está también la que descubre en la persona distinta una oportunidad para enriquecerse y crecer, para abrirse a nuevos horizontes y hacer de ellos su casa. Es la mirada que queremos para nosotros.

Pero es también evidente que en muchas ocasiones la diversidad nos trae su cara amarga. La persona más torpe, menos capaz, pobre, con menos recursos sociales, con problemas en casa. ¿Pensamos que convivir con ella nos puede perjudicar en la carrera de construir nuestro futuro? Seguramente sí. No es un problema pensarlo, es humano. La cuestión es que hacemos con ese pensamiento, una vez pasado por nuestros valores y transformado en acción. Ahí nos jugamos nuestra coherencia y credibilidad, también en educación.

Sueño con un colegio diverso, escuela de convivencia, capaz de integrar culturas, no de forma acrítica, sino exponiéndose y expuestas al diálogo, ayudando unas a otras a superar sus inhumanidades, sus injusticias, sus visiones parciales. Si no somos capaces de hacer esto en la escuela, ¿cómo podemos ni siquiera soñar en una sociedad más justa? Es que las familias no quieren, es que no tengo los recursos necesarios para gestionar semejante diversidad y obtener resultados académicos suficientes… es que… es que… Ser escuela de convivencia, y en ese contexto trabajar porque cada alumno y cada alumna avance el máximo que sus capacidades el permitan debería ser nuestro objetivo. Yo apuesto por él.

¿Qué vamos a hacer mañana para convertir nuestros colegios en un espacio de acogida de la diversidad de culturas y dialogar con ellas desde nuestra fe? Pasado mañana es tarde, y hay muchas teclas que tocar.

José Ignacio Eguizábal

Egibide

Vitoria – Gasteiz