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11 febrero, 2024El Encuentro de Paraescolares, realizado los días 7 y 8 de febrero de 2024 en Salamanca, ha sido un rico punto de encuentro para dar una perspectiva ignaciana a la dimensión paraescolar de nuestra red de centros.
Los encuentros de homólogos suelen servir para marcar un momento de pausa en la vertiginosa rutina del día a día del colegio y, por unas horas, poder profundizar en lo importante. En todo aquello que nos mueve a ser colegios jesuitas, a transmitir nuestra identidad ignaciana, a formar hombres y mujeres para Dios. Personas para los demás.
Y en ello se han centrado los cincuenta y tres participantes de un encuentro que comenzó con una breve introducción de Álvaro Lobo sj. en el que dibujó el panorama general de nuestros centros. Diversos, pero con un horizonte en común.
Acoger y guiar a los nuevos educadores
En ese primer tramo de la mañana del miércoles, Xavier Ariño (coordinador de la comisión de paraescolares) explicó brevemente la situación actual de la comisión, los retos de futuro y algunas propuestas reales de mejora, como la promoción de más encuentros culturales en nuestra red de centros.
El final de la primera mañana lo lanzó Carlos Mulas sj. con un borrador de un documento de acogida a nuevos educadores de paraescolares. Una primera versión que busca ayudar a las incorporaciones a entender un poco mejor lo que se espera de él como educador de un colegio ignaciano. Este documento fue leído por todos los participantes y puesto en común en pequeños grupos.
Las paraescolares también son capilla
La tarde giró en torno a nuestra propuesta ignaciana en las paraescolares. Álvaro Lobo sj. inició su charla con una aproximación histórica que ha servido para guiar la reflexión del porqué merece la pena transmitir la fe a través de la dimensión paraescolar. Un recorrido que comenzó con Aristóteles y San Ignacio, que ha contado también con referencias más cercanas como Baden-Powell y guiños pop a películas como ‘La Sociedad de la Nieve’.
Esta contextualización histórica, filosófica y teológica creó un clima propicio para lanzar una idea muy sugerente: los principales recuerdos que guardamos de los colegios muchas veces proceden de experiencias fuera del aula. De un camino de Santiago, de un torneo con el Club Deportivo o de aquella misa en el campamento scout. Y es ahí cuando entra en juego esa concepción de formación integral que nos caracteriza como colegios de la Compañía de Jesús. En palabras de Álvaro Lobo sj.: “Nosotros estamos aquí porque creemos que la fe es buena” y ahí radica la razón de ser de nuestros centros.
La tarde de la primera jornada culminó con una pequeña puesta en común de lo trabajado y una visita cultural a la Salamanca ignaciana, con la colaboración de Manu Santamaría sj.
Experiencias compartidas
En la primera parte de la mañana del viernes se ha compartido la experiencia Campus Natura, de la Fundació Jesuïtes Educació. Una propuesta muy reciente (solo lleva un año) que engloba a todos los centros educativos de la fundación y que este verano han compartido una actividad paraescolar y pastoral con pernocta en Lleida.
Tras la exposición ha habido un rato de trabajo por fundaciones y zonas para buscar posibles líneas de trabajo y experiencias compartidas. El último tramo de la mañana ha se ha guiado por un claro componente práctico y de gestión. Por ello, se ha contado con los testimonios de diferentes centros que han optimizado recursos para el alta, procesamiento e inscripción de actividades que pueden llegar a mover a miles de personas.
Estas breves ponencias ponen de manifiesto la necesidad de una gestión profesionalizada del ámbito paraescolar, tareas quizá más grises que el propio trato con los participantes, pero igualmente importantes para seguir fomentando una educación integral, segura y de calidad.
El encuentro ha finalizado con una Eucaristía presidida por Álvaro Lobo sj. En una breve homilía destacó la importancia de ser referentes centrados en lo importante y no caer en distracciones espurias, de dejarse asombrar por los otros como hacía Jesús y de preguntarnos por qué y por quién somos capaces de sacrificarnos.
Este encuentro de homólogos de paraescolares, en definitiva, ha sido un punto de encuentro profundo y propositivo. Un poco de oxígeno para el pulmón de nuestros colegios.