Primera tanda del curso de dimensiones educativas ignacianas: un vistazo a nuestros retos

Visita a Villafranca de Jose María R. Olaizola sj.
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31 enero, 2024
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Primera tanda del curso de dimensiones educativas ignacianas: un vistazo a nuestros retos

Del 15 al 26 de enero ha tenido lugar en el CES San Ignacio (Salamanca) la XXXIª edición del Curso de Dimensiones Educativas Ignacianas, organizado por Educsi y dirigido a educadores de colegios de la Compañía de Jesús procedentes de toda España y Portugal. Como viene siendo habitual desde hace años, el principal objetivo de esta formación ha sido propiciar el encuentro y la reflexión de los participantes acerca de su labor como educadores, así como identificar y abordar los retos de un modelo educativo que, teniendo como referencia los principios y valores propios de la pedagogía ignaciana, aspira a formar “hombres y mujeres para los demás”.

Por un lado, los temas tratados durante la primera mitad de la formación han girado en torno a la figura de San Ignacio, la historia de la Compañía de Jesús, la espiritualidad ignaciana y la impronta con la que ésta ha ido inspirando, enriqueciendo y actualizando durante más de cinco siglos el modo de proceder y el carácter propio de los colegios jesuitas de todo el mundo.

Hacia dónde ir y de qué manera

En la segunda mitad del curso, por otro lado, se han expuesto diferentes aspectos relacionados con el “yo educador” (gestión del tiempo, equipos y de emociones) y con la educación afectivo sexual, atendiendo a cuestiones como la diversidad sexual y de género desde una concepción integral de la persona. De esta forma, y partiendo de los presupuestos teóricos de la psicología evolutiva y del desarrollo, se ha puesto de manifiesto la importancia de dar una respuesta consciente y comprometida mediante el reconocimiento, la acogida y el acompañamiento, a las diferentes (y cada vez más plurales) realidades de los centros educativos de la Compañía.

El curso se ha desarrollado en un clima de trabajo eminentemente participativo y de colaboración en el que los asistentes, además de la formación, han disfrutado de tiempos de reflexión y también de momentos para compartir sus experiencias en pequeños grupos de trabajo. De manera complementaria, se les ha ofrecido la oportunidad de disfrutar de ratos de convivencia, de oración personal y compartida y de actividades culturales que les han permitido conocer mejor la ciudad de Salamanca y su entorno.

Tras esta formación, que ha apostado firmemente por poner en valor la herencia espiritual recibida de la tradición pedagógica ignaciana, cabe seguir preguntándose, en un ejercicio profundo de discernimiento, hacia dónde ir y de qué manera las características propias del modelo educativo de las escuelas jesuitas continúan siendo válidas para los tiempos de hoy, de forma que la persona, en toda su complejidad, pero también en su belleza única y en su dignidad radical como criatura de Dios e imagen de Cristo, continúe ocupando el centro de la labor educativa en todas sus dimensiones.

Formar personas en todas sus dimensiones

A modo de conclusión, la formación ha favorecido a los asistentes  el sentimiento compartido de ser portadores y transmisores ilusionados de tanto aprendizaje renovado, bendecidos por una espiritualidad ignaciana, que tras siglos de historia, sigue siendo actual y necesaria para el alumnado y la comunidad educativa de nuestros colegios.

La identidad jesuita es orgullo y estandarte que nos hace sentir privilegiados, ya que en nuestros centros no solo formamos lo académico, sino a la persona en todas sus dimensiones. Pretendemos la excelencia, pero desde ese “magis” ignaciano que  pretende formar personas 4 C (conscientes, competentes, compasivos y comprometidos) para, en palabras del Padre Arrupe, “no dar soluciones de ayer a problemas de hoy”. El deseo es ambicioso, pero este proyecto merece soñar en grande.