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28 octubre, 2025Sharing the best we have: faith, community, mission. Bajo este título se desarrolló en Málaga, del 14 al 17 de octubre, la Conferencia JECSE para Directores de Escuelas Secundarias de Jesuitas, con la participación de alrededor de 90 directores y directoras de más de 11 países europeos.
En sus palabras de bienvenida, Agnieska Baran, directora de JECSE, señaló como propósito reflexionar sobre el significado y la relevancia de ser colegios católicos de la Compañía de Jesús en el contexto actual. Centros que buscan construir comunidades basadas en el Evangelio y en la tradición ignaciana, compartiendo lo mejor desde el carisma y la espiritualidad: fe, comunidad y misión. Jaime Badiola, delegado de Educsi, interpeló a vivir como colegios verdaderamente católicos, acogedores y en diálogo interreligioso, recordando que la transmisión de la fe sostiene el legado.
Dar aquello hasta lo que no se posee
Durante las cuatro jornadas, ponentes de varios países abordaron temáticas significativas para los centros educativos: la llamada a ser fuente de reconciliación; el valor de los Ejercicios Espirituales como medio de apertura a la fe en las comunidades; la experiencia de Dios como generadora de una alegría verdadera —distinta de gozos efímeros—; y la conciencia de que el liderazgo ignaciano es servicio, siembra constante y esperanzada, con tiempo para “beber de la Fuente”. Un liderazgo que recuerda que, por el don del Espíritu, es posible recibir más y dar incluso aquello que parece no poseerse.
El programa incluyó un taller de oración guiado por Francisco Machado y, tras una inspiradora exposición de José de Pablo SJ sobre el discernimiento en común, una conversación espiritual en pequeños grupos, que puso en valor esta práctica como llave para un fecundo discernimiento comunitario.
El clima del encuentro reafirmó el sentimiento de pertenecer a un mismo cuerpo, corresponsables de una misión compartida que invita a percibirse como colaboradores en la Missio Dei. Comunicar en distintas lenguas y, a la vez, en un mismo lenguaje, acercó tanto en los plenarios como en las eucaristías a la imagen de Pentecostés, lejos de la de una torre de Babel.
Sin duda, fueron días para reconectar con lo que somos —por tradición y convicción— y para seguir ofreciendo respuestas valientes, creativas y honestas al para qué y para quiénes están llamados a servir los colegios jesuitas. Los retos y preguntas se leen a la luz de lo esencial para afrontarlos: una fe que sostiene como comunidad apostólica e impulsa la misión.



