«No sé qué hacer con mi hijo»

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Durante muchos años como educador, he escuchado esta frase demoledora, que denota la pérdida de esperanza de muchos padres hacia sus hijos: «No sé que hacer con mi hijo». Hoy en día detectamos una gran angustia y una pérdida de rumbos y referencias en muchas familias, cuando hablan con los profesores de sus hijos e incluso con amigos o con los propios hijos.

¿Quién nos ha enseñado a ser padres? ¿En qué curso, universidad, postgrado o máster hemos adquirido los conocimientos suficientes para afrontar esta maravillosa tarea que es educar a un hijo? En ninguno, ¿verdad? Educar no es fácil y nunca lo ha sido. Hoy quizás se acentúa esta dificultad debido a la gran cantidad de cambios que se producen a nuestro alrededor, a la rapidez con la que se desarrollan determinados acontecimientos, que nos hacen querer dar respuestas rápidas a todo lo que acontece, incluido la educación de los hijos. Y claramente todo aquello que está relacionado con la educación requiere tiempo, mucho tiempo.

Los padres en general tenemos miedos, inseguridades, preocupaciones, muchas preguntas y pocas respuestas en ocasiones. Queremos educar a nuestros hijos y no sabemos cómo. Queremos lo mejor para ellos y esto nos lleva a creer que tenemos que darles de todo, hacerles la vida más fácil, etc. Queremos que obedezcan y no tenemos las herramientas para hacerlo. En toda esta cuestión, parece que el foco se centra en el hijo y en la mayoría de las ocasiones poco en los padres. Es necesario que los padres asumamos que necesitamos educarnos en esta aventura nada fácil.

Resulta llamativo cuánto creemos saber sobre cómo educar a unos hijos antes de tenerlos y cómo se pierde, a veces totalmente, el rumbo cuando se tienen entre nosotros. ¿Qué ha ocurrido con toda esa sabiduría cuando el pequeño se niega a recoger los juguetes?, o cuando se coge un berrinche en una tienda al decirle que no puede meter en el carrito determinado producto o se salta la hora pactada para acudir un sábado por la noche.

Creo que lo mejor que podemos hacer los padres para ayudar a nuestros hijos tiene que ver con modelarnos. Un buen maestro, y amigo, en esto nos decía que “el éxito en nuestra tarea educativa no hay que buscarlo, de entrada, en la respuesta del hijo, sino en la actitud de los padres”. El autocontrol que podamos demostrar, la adquisición de habilidades y competencias para que nuestros hijos desde pequeños cultiven el esfuerzo, y el desarrollo de su independencia, el asumir ciertos valores como fundamentales en la vida, el tener metas que dan sentido profundo a lo que hacemos, vivimos y soñamos, conjugar la ternura con la firmeza y una cierta visión trascendente de la vida. Todas estas son herramientas que nos pueden facilitar la tarea. Mantener un estilo educativo de esta índole a pesar de las dificultades, rabietas, inconvenientes, criticas,… puede ayudar a las familias a saber qué hacer con sus hijos.

Antonio Gordillo

Cristo Rey. Valladolid