Durante la primera mitad de julio, un grupo especial de peregrinos compuesto por 26 niños y niñas de entre 5 y 12 años, junto con sus respectivos padres, madres, equipo organizador y monitoras, han formado un grupo de 55 peregrinos de los colegios que en septiembre se incorporan a FEJE noroeste y han recorrido la ruta portuguesa del Camino de Santiago.
Este primer Camino de Santiago familiar ha sido una experiencia extraordinaria que ha dejado una profunda huella en todos los participantes de los colegios La Merced de Burgos, Sagrado Corazón de León, San Estanislao de Kostka de Salamanca y los vallisoletanos Cristo Rey y San José.
A lo largo de las mañanas, los peregrinos han caminado según sus capacidades; los más pequeños generalmente completaban la mitad de la etapa, mientras que los mayores y los adultos realizaban el recorrido completo. Al finalizar la caminata, se descansaba en sencillos pabellones o polideportivos.
Peregrinos peregrinando
Las tardes han estado dedicadas a trabajar en diversos temas mediante espacios de diálogo familiar con puestas en común y a la Eucaristía. Todos los participantes han valorado positivamente el tiempo y el espacio privilegiado que supone poder hablar con calma sobre asuntos importantes para las familias.
Las «4Cs» guiaron el trabajo de los primeros días: la importancia del conocimiento personal y familiar; del contexto del mundo en que vivimos; la necesidad de formarse para ser competentes en el día a día; y vivir la compasión como clave de nuestras relaciones familiares, comprometiéndose con un cambio efectivo en el mundo.
En constante peregrinación
El camino concluye con una emotiva renovación de las promesas del bautismo, animando a los participantes a la reflexión de continuar peregrinando en sus vidas diarias, pues no es lo mismo ser peregrino que turista.
Por ello, durante el transcurso se han planteado diversas reflexiones en esta línea: la necesidad de contemplar todo lo ocurrido, profundizando en la experiencia; el sentido de comunidad, ayudándose mutuamente; y la presencia de Jesús de Nazaret como compañero de camino, reconocido en gestos, palabras, personas, situaciones, espacios y tiempos a lo largo de toda la peregrinación.
Ahora, los peregrinos vuelven a sus tareas cotidianas con energías renovadas, con la intención de que lo vivido como familias en esta experiencia continúe siendo motor y horizonte.
Concluye esta primera edición del Camino de Santiago familiar, con la ambición y la esperanza de afianzarse como una alternativa para vivir el verano en plenitud. Por ello, se invita a todas las familias a estar atentas para no perderse esta oportunidad en el próximo curso.