Talentos marginales

Encuentro de comunicadores de Educación Jesuitas
31 mayo, 2018
Feria Ignaciana en SAFA-ICET (Málaga)
4 junio, 2018
Encuentro de comunicadores de Educación Jesuitas
31 mayo, 2018
Feria Ignaciana en SAFA-ICET (Málaga)
4 junio, 2018
Me gustaría dedicar una entrada de este blog a los talentos marginales. Por muchas razones, mi restringido campo de conocimiento se limita a la literatura, a la lengua y, fuera del terreno estrictamente profesional, a la música. Por ejemplo, estos días andamos en Literatura Universal leyendo biografías breves de escritores terribles, desde el punto de vista existencial, como Lord Byron, Oscar Wilde o Charles Baudelaire. Madre mía, qué mal lo pasaron. Y madre mía, qué buenos estudiantes eran los dos últimos. Mis alumnos y alumnas alucinan cuando leen los detalles. Hay, asimismo, verdaderos desastres académicos que después han triunfado en la vida artística. El mundo del rock es una fuente inagotable, como si, allí donde el sistema educativo no puede con chavales que tildaríamos de disruptivos, inadaptados o directamente demoníacos, el arte, la música en su caso, encauzara toda su desbordante energía. Basta con leer entrevistas en Internet. Algunos argumentarán, no sin razón, que son casos extremos y, sobre todo, provenientes de otro momento de la historia de la educación. Que hoy día no pasan cosas como las que sucedían a finales del siglo XIX en Dublín o en el ya lejano tardofranquismo español. Sin embargo, en cuanto afino el oído en un cambio de clase o en una reunión de cualquier tipo (de tutores, de orientadores, de directores) escucho historias de inadaptación en el aula y, eso sí, de muchos recursos empleados en paliarla. ¿Tendremos talentos marginales también hoy día en nuestras aulas? Y peor: ¿seguirá siendo todavía nuestra metodología, no tanto nuestro trato tan cercano, fuente de inadaptación crónica? Mis estudiantes vuelven las orejas en cuanto hablo de hip hop, de música con espíritu crítico o de provocación cultural y social en mis a veces plúmbeas clases de literatura. ¿Qué umbral de contenidos y de metodología no somos todavía capaces de traspasar en los colegios? ¿Qué contenidos de la cultura popular urbana, por ejemplo, todavía no han entrado en los rígidos y polvorientos currículos legales? Cierto que la marginalidad empieza donde lo clásico termina, cuando clásico se interpreta en su sentido etimológico (‘lo impartido en clase’). Pero cierto también que el inadaptado de hoy quizá sea ineludible pregunta de examen dentro de cincuenta años.
Pedro Rodríguez Tellería
Egibide (Vitoria)
Foto: Freepik