Las escuelas de Jesuïtes Educació reabren parcialmente las aulas
9 junio, 2020José L. Muñoz, director IPCristo Rey: «el propósito es que el alumno construya su vida en el Evangelio»
11 junio, 2020Cuando el pasado día 12 de marzo comunicaron al alumnado la suspensión de las clases, debido a la alerta sanitaria del COVID-19, la reacción general fue de sorpresa e incertidumbre. No sabíamos ni cuándo volveríamos a la normalidad, ni cómo se iba a desarrollar esta crisis sanitaria. También era perceptible la sensación de despreocupación e incluso de incredulidad que teníamos todos; ya que no éramos verdaderamente conscientes del grave problema sanitario y social que se avecinaba. Por ello, algunos jóvenes fuimos tremendamente irresponsables aquellos días.
Desde mi perspectiva académica, tuve durante este confinamiento momentos de inseguridad: no sólo desconocía cómo iba a ser el método de evaluación; también me preocupaba el hecho de perder unos conocimientos tan importantes para el curso que viene (2º Bachillerato), en el que nos jugamos todo para poder acceder a la universidad. A pesar de ello, he tenido la suerte de pertenecer a un colegio donde nos brindaron numerosas oportunidades y en el que se mostraron muy comprensivos con el alumnado en todo momento. Permitieron tanto el repaso de conceptos, como la formulación de dudas y preguntas respecto a esta nueva situación durante las clases online, siendo claros con nosotros en todo momento. Personalmente, esto me ha ayudado a esclarecer algunos conocimientos de este curso y aprender, aunque de manera no evaluable, nueva materia. Además, esta situación de clases telemáticas me ha hecho comprender lo dependientes que somos de la tecnología actualmente, y también a preguntarme cómo habríamos vivido esta cuarentena desde el punto de vista educativo sin estos avances.
Emocionalmente, este confinamiento también me ha dejado buenos y malos momentos. Me ha hecho darme cuenta de lo importante que son las personas que me rodean diariamente, de las cuales no eres consciente hasta que las dejas de ver, y de cómo no importa tanto el qué, sino con quién. He reparado en que lo que hace que se conviertan en buenos los momentos, es la gente que te acompaña. Aun así, también tuve ocasiones para agradecer por una familia como la que tengo, gracias a la cual esta cuarentena se me ha hecho más fácil de llevar He podido compartir con ellos circunstancias que en una situación normal no serían tan fáciles de compartir, debido a las obligaciones diarias. También hubo un momento especialmente duro para mí durante esos días. Mi abuelo falleció tras una enfermedad y nos dejó a toda la familia muy apenada, ya que no tuvimos la posibilidad de despedirnos de él por última vez, ni tampoco pudimos acudir al tanatorio junto a mi abuela. Aun así, por el grupo de confirmación del Centro Loyola, al que pertenezco, nos compartieron la posibilidad de ver eucaristías impartidas por jesuitas en YouTube, pudimos participar telemáticamente en una misa funeral ofrecida por todos los fallecidos durante el confinamiento y que se emitió desde el canal de JesuitasESP.
En conclusión, creo que esta crisis sanitaria me ha hecho aprender a valorar más a las personas que forman parte de mi vida, así como a adaptarme a una nueva forma de enseñanza, que nunca antes había experimentado. Este drama humano que es la pandemia del coronavirus ha abierto en mí una nueva forma de relacionarme con los demás y de actuar frente a los problemas.
Sergio Vidal Gómez, 1º Bachillerato
Colegio Apóstol Santiago, Jesuitas Vigo