Encuentro de pastoralistas de Educsi, desde la reflexión teológica a las adiciones

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Encuentro de pastoralistas de Educsi, desde la reflexión teológica a las adiciones

El encuentro de pastoralistas de EDUCSI, celebrado este martes en el colegio Nuestra Señora del Recuerdo (Madrid) se enmarca en dos procesos de profundización de la fe. El de la provincia, liderado por el equipo de reflexión de la transmisión de la fe -que tendrá un momento clave en el próximo encuentro de provincia- y el de Educsi, su proceso de refuerzo de la identidad jesuita cristiana y católica de los colegios de Educsi, impulsado por el documento Tradición Viva. Con este marco, Alvaro Lobo Sj, delegado de Pastoral Juvenil y Colegial de EDUCSI, recibió a los más de 70 convocados, entre ellos, coordinadores y directores de pastoral, jesuitas implicados en la pastoral del sector, miembros de la subcomisión de pastoral juvenil y colegial, coordinador de paraescolares, Mundo Si, el coordinador de MAG+S y responsables de la pastoral vocacional.

Tras la eucaristía inicial donde lo simbólico tuvo especial hincapié -arena de varias playas de España, y los dos listones de la cruz- la mañana comenzó con el profesor de Cristología de la Universidad Pontificia de Comillas, Gabino Uríbarri SJ. Puso las bases de reflexión de la jornada con una charla basada en su libro Jesucristo para jóvenes. Claves pastorales para un mundo líquido (Salterrae). Partiendo de la certeza de que la cadena de la transmisión de la fe se ha roto de una manera sistémica en el mundo occidental europeo, aportó de manera estratégica algunos criterios desde la reflexión teológica. Insistió el profesor en la importancia de tener un buen norte dogmático para hacer una buena pastoral. Invitó a los presentes a realizarse muchas preguntas al respecto:  ¿Hacia dónde dirigimos a la gente? ¿Ese hacia dónde supone un encuentro con Jesús, una pertenencia a la Iglesia?. Recalcó la importancia del lenguaje, y advirtió del peligro que supone la creencia de que hay que renovarlo para aclimatarnos al de los jóvenes, y con ello dejar de enseñarles el lenguaje propio de la fe. Este lo explicitó en dos lenguajes primarios, el de la oración personal y el de la Escritura y liturgia, y otro secundario, el del catecismo y el dogma. Instó a los pastoralistas a fomentar el primer lenguaje, más original, el de la oración para empujar a los alumnos a que sean capaces de tener una relación personal con el Señor. Para Uríbarri el lenguaje religioso es testimonial, autoimplicativo y confesante, y por tanto emplear este lenguaje supone un reto en nuestra pastoral.

Recalcó también la importancia de transmitir el Cristo auténtico, eclesial y sin recortes y consideró que otro de los grandes retos de nuestra pastoral es el de la liturgia. ¿Qué hacemos para ayudar a la gente a que cuando vaya a una celebración se le posibilite esta ruptura de nivel ontológico que supone el encuentro con el misterio y lo sagrado?, preguntó a los asistentes. Desde su punto de vista, otro gran reto es que la religiosidad que se vive hoy en día es líquida y conlleva al individualismo y nuestra pastoral debe “ayudar a la gente en su camino hacia Dios y que la dinámica pastoral sea la de ir caminando hacia Dios”.

Concluyó que para saber si vamos por buen camino se cuestione si la experiencia espiritual que transmitimos conduce hacia la Escritura y se alimenta de ella. ¿Qué puesto tienen los sacramentos en ella?  ¿Nos lleva a una relación personal con Dios, entendido como un tú?.

Tras una oración personal y trabajo por grupos, los presentes realizaron varias preguntas al ponente donde se traslució la dificultad de aterrizar en la práctica lo planteado, si no somos capaces de transmitir la fe desde cómo la vivimos nosotros.

La tarde quiso ser un aterrizaje más práctico de la mañana. Comenzó con una charla de Carlos Gómez-Vírseda sj sobre la “Aplicación pastoral de las adiciones de los Ejercicios Espirituales”. Las adiciones (EE.EE 73-90) nos ayudan a situar nuestras oraciones en el espacio y en el tiempo y Charlie recalcó, citando a Michael Paul Gallaguer SJ, que “el esfuerzo para lograr ese espacio y tiempo ya no es un lujo, es una necesidad”. Fue desgranando las diez adiciones prácticas aplicadas a nuestro día a día, con reflexiones sobre ¿cómo nos acostamos? ¿cómo consagramos nuestro día al Señor al levantarnos? Siguiendo las adiciones defendió la importancia de los ritos, que se vuelven importantes porque se repiten, de los momentos previos a la oración (me paro a ver cómo Dios me mira, me planteo ¿a dónde voy y a qué?) y del cuidado de la postura durante la misma. Recordó la relevancia del cuidado del examen ignaciano en nuestra pastoral así como de detalles: la música, la voz, las presentaciones… O fijarnos en las miradas que posamos en el alumnado y en sus posibilidades, y en cómo avanzar en nuestro propio crecimiento a través de la penitencia, para ganar en libertad, expresar nuestro deseo, e identificarse con Cristo.

Y a continuación, el promotor vocacional, Fonfo Alonso Las Heras SJ, explicó el nuevo Plan de Promoción vocacional. Puso énfasis en que el foco de este documento es la Misión y en que el trabajo de vocaciones es tarea de todas las personas que formamos parte de la provincia. El plan camina hacia suscitar no solo vocaciones a la Compañía, sino también a cuidar una cultura vocacional (tema en el que se profundizará en un nuevo documento el año que viene), ayudando a nuestros alumnos a descubrir la llamada de Dios. Invitó a los asistentes a trabajar juntos, jesuitas y laicos, a transparentar con nitidez la identidad de nuestros centros, y acompañar de manera cercana y con proactividad a los jóvenes.

Un día intenso para centrarse en la Misión que impulsamos en nuestros centros, en el que los presentes se llevaron, entre otros, esperanza, ilusión y retos.