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28 octubre, 2024El invernadero del Colegio San Ignacio de Oviedo sigue siendo un espacio de aprendizaje y disfrute para los estudiantes. Este curso, algunos alumnos de 5º y 6º de Primaria viven una experiencia única: tras meses de trabajo y dedicación, han podido saborear los frutos de su esfuerzo en forma de una deliciosa ensalada con productos que ellos mismos han cultivado como lechugas hoja de roble y tomates.
Durante el curso pasado, estos estudiantes participaron activamente en el proyecto del huerto escolar y el invernadero, un programa educativo que nos une a la red de Ecoescuela, que busca enseñarles valores como la responsabilidad, el cuidado de la Casa Común y la importancia de una alimentación saludable.
El proceso comenzó a principios de primavera, cuando el alumnado plantó diferentes variedades de verduras y frutas en el invernadero del colegio. A lo largo de los meses, aprendieron sobre el ciclo de crecimiento de las plantas, la importancia del riego y el control de plagas, y el respeto por el medioambiente.
Un proyecto integral
El huerto y el invernadero no solo son espacios de trabajo, sino también de aprendizaje en diversas áreas. Los estudiantes no solo aprenden a plantar y cuidar sus cultivos, sino que también desarrollan habilidades Matemáticas midiendo el crecimiento de las plantas, mejoran su comprensión de Ciencias Naturales estudiando la fotosíntesis y aprendiendo sobre la sostenibilidad y el reciclaje en la práctica.
Además, este proyecto fomenta el trabajo en equipo y la cooperación, ya que los alumnos deben organizarse para regar las plantas, cuidar del invernadero y recolectar los productos en su punto óptimo de maduración. Estas semanas, finalmente, están pudiendo disfrutar de una ensalada con las lechugas, tomates y cebollas que ellos mismos habían cultivado, todo un logro que celebran con entusiasmo.
Un impacto más allá del aula
Este tipo de iniciativas no solo contribuyen al aprendizaje académico, sino que también buscan sensibilizar a los estudiantes sobre la importancia de la agricultura sostenible y la producción local de alimentos. Los alumnos han descubierto la satisfacción de cultivar su propia comida y han reflexionado sobre el impacto positivo que esto tiene en su salud y en el entorno.
Este proyecto también busca fomentar hábitos saludables en los niños, invitándoles a probar y disfrutar de alimentos frescos y de calidad que ellos mismos han cultivado. Esta experiencia les ha demostrado que la comida sana puede ser deliciosa y gratificante, especialmente cuando se ha trabajado para conseguirla.
El equipo educativo del colegio está convencido de que estas experiencias contribuyen a la formación integral de los alumnos, no sólo en términos académicos, sino también en valores y en la adquisición de hábitos de vida saludables.