ANTONIO GORDILLO (Líneas de Fuerza): «Los cristianos tenemos que transmitir esperanza»

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ANTONIO GORDILLO (Líneas de Fuerza): «Los cristianos tenemos que transmitir esperanza»

Líneas de Fuerza es un proyecto fundamental para Educsi. Es el eje conductor de una parte importante de la pastoral de nuestros centros educativos. Desde hace un año, la coordinación de este proyecto corre a cargo de Antonio Gordillo, profesor del Instituto Politécnico Cristo Rey de Valladolid, y de un equipo 13 de profesores y pastoralistas de distintos colegios de la red Educsi, incluido Portugal. Ellos preparan con un año de antelación los materiales materiales pastorales para que los colegios puedan ir trabajando a lo largo del curso desde diferentes claves ignacianas.

Hemos podido hablar con Antonio sobre los retos de la Pastoral y de Líneas de Fuerza.

Pregunta: ¿Cómo ves la relación hoy de los jóvenes (últimos años de secundaria, bachillerato y FP) con la trascendencia?

Respuesta: Los jóvenes se mueven en un contexto social en el que el tema trascendente está un poco alejado de ellos. Pensamos, a veces que la secularización es el enemigo a combatir y nosotros somos los encargados. Yo creo que es nuestro contexto.

Esta dificultad que hoy tenemos percibo que debemos vivirla como una oportunidad de ayudar a nuestros jóvenes a buscar el sentido de la vida. Hay un paso previo a descubrir la relación que tiene la persona con Dios: darle y buscarle un sentido a la vida. Siempre ha estado y siempre ha sido una clave de fondo que tiene el ser humano. Pero con esto de la pandemia – que nos obligó a parar en un mundo en que todo es dinamismo- quedó muy patente.

Ellos están metidos  en una dinámica muy de “ruido de fondo”. Todo su día está ocupado por cosas: experiencias, estudios, ocio, amigos… y no hay espacio para esas grandes preguntas. Creo que los colegios tenemos una oportunidad para poder ofrecer espacios y tiempos donde los jóvenes puedan plantearse en serio qué les hace felices.

Es verdad que antes de ir a esa búsqueda de Dios, tenemos que trabajar esas preguntas de fondo que dan sentido a la vida. Cuáles son los sueños, los deseos,  desde dónde nos movemos… el trabajo emocional es importante para poner en orden los afectos. Algo que nuestra espiritualidad propone.

P: ¿Cuáles son las preguntas que tienen hoy los jóvenes? ¿Son diferentes a las que se han tenido siempre?

R: Yo creo -desde mi experiencia de haber dado clase a chavales de ESO y Bachillerato – que las preguntas siguen siendo las mismas. Creo que lo que cambia es el contexto y el horizonte. Esos valores que hoy en día la sociedad tiene muy patentes.

Las preguntas que tienen que ver con cómo ser felices, de qué manera alcanzar la felicidad, qué importancia tienen los demás en mi vida, la importancia de la familia… Hoy en día sigue siendo muy importante el valor de la familia. Cuando se les pregunta cuáles son sus valores, casi siempre sale la familia como el primero.

Es verdad que la pregunta por el tema de Dios no suele aparecer, pero sí aparece

P: ¿Y los niños? Esto es un poco diferente, ellos ven el mundo de otra manera. ¿Cómo se acerca hoy la figura de Jesús en este contexto que has descrito?

R: Con los más pequeños es mucho más natural. La experiencia nos dice que cuando se cumplen los 11, 12, 13 años, se va pasando de una fe más infantil a una más adulta. Ahí es donde empiezan los momentos de crisis. Creo que son necesarios para madurar en la fe y construir una fe que no se base en la fe infantil, que se debe construir de manera procesual. A un niño de primero de infantil no se les puede hablar igual que a más mayores.

Con los pequeños es muy natural es muy sencillo hablar de la figura de Jesús, sobre ese Dios Padre, porque sus referentes son sus padres… Para ellos, ver la fe reflejada en esas personas de referencia es muy natural. Cuando un profesor les habla de la figura de Jesús es muy natural. El lenguaje para un niño pequeños es más fácil.

Con los mayores, cuando entra en juego el proceso más racional y lógico es mucho más difícil.

Uno de los retos son los educadores. La búsqueda de los adolescentes con esos vaivenes y crisis y cabios tan fuertes que viven, tienen en sus educadores a sus referentes. Trabajar con los educadores hace más fácil que luego se puedan aterrizar todo este tipo de preguntas. También usar los nuevos lenguajes. Con los pequeños, todo lo que supone un lenguaje narrativo, el de las narraciones, cuentos, parábolas como las que Jesús contaba, es muy natural y sencillo, porque lo entienden muy bien. Los mayores le van buscando un razonamiento lógico a todo este mundo, que a veces es difícil de explicar.

P: Líneas de Fuerza se centra en el alumnado, pero también tiene que acercarse a las familias, que son el centro de la vida de estos alumnos. ¿Cómo es ese trabajo? ¿Cómo acercarse a las familias? ¿Tienen más o menos prejuicios que hace un tiempo?

R: La realidad, siendo sinceros, es que un gran grupo de familias no vienen buscando esa espiritualidad. Esa es la realidad. En algunos contextos, sí. Algunas familias sí apuestan por esta educación. Pero otras buscan la excelencia académica, la cercanía a su hogar… todo esto entra en juego en las decisiones familiares.

No es solo un reto para Líneas de Fuerza, sino también para los colegios en todos sus ámbitos: ¿Cómo trabajar la pastoral con las familias?

Las familias sí que suelen tener algunas ideas preconcebidas, porque los adultos hemos vivido una realidad eclesial y ante la fe diferente a la que están viviendo hoy los niños y adolescentes. Cuando les preguntamos a ellos, a los niños, descubrimos que es desconocimiento. Los prejuicios los tenemos más los adultos: hay que descontar algunas ideas preconcebidas sobre la fe: una fe impuesta, una fe con ideas equivocadas…

No es fácil acercarnos a las familias en este sentido, porque no es una necesidad que vayan buscando. Son poquitos los que sea cercan a las actividades más de fe que ofrecemos – salvando determinados contextos, claro-.

A lo largo del tiempo que llevamos trabajando Líneas de Fuerza, se han propuesta algunas actividades en que las familias trabajen lo mismo que van trabajando sus hijos en el colegio. La verdad es que hemos obtenido respuestas escasas. Pero está siendo otro reto que los tres últimos años estamos intentando trabajar. Es verdad que desde líneas de fuerza no ofrecemos material para las familias, pero a nivel colegial sí se ofrecen grupos de oración de padres, escuelas de familias con clara dimensión cristiana, se le ofrece a las familias colaborar en la catequesis… pero sí que nos cuesta acertar con esta dinámica de trabajo en la fe con las familias

P: ¿Cómo es el trabajo pastoral con el profesorado? Porque ellos forman también parte de la Comunidad Educativa y son una parte fundamental

R: Ahora mismo yo creo que son la clave. Durante los últimos años hemos  hablado del alumno en el centro y, en torno a esta idea, hemos ido haciendo propuestas de tipo tutorial, pastoral, etc.

El reto hoy está en los educadores. Al final, son ellos los que trabajan no solo lo académico – somos colegios y también tenemos que trabajar la parte académica-, nuestros colegios tienen un plus, en cuanto a la parte humana y de fe. Son los profesores quienes trabajan esa parte humana y de trascendencia con los alumnos. Y si ellos, de algún modo, no lo viven, es difícil que se pueda transmitir y se pueda trabajar con los alumnos. Y los alumnos no son tontos, y saben identificar qué profesor se cree lo que les está contando y cuáles no.

Hoy, el trabajo con el profesorado es clave para Educsi, la Subcomisión de Pastoral Juvenil y Colegial y para todos los ámbitos de nuestros colegios. Ya llevamos años ofreciendo materiales específicos para trabajar con el profesorado. Desde un punto de vista humano, para que ellos puedan dar un salto a ese trabajo de fe.

Hay educadores que viven su vida de fe de una manera explícita y comprometida, pero también otros muchos que les cuesta y no lo hacen porque tenemos un contexto social. Tratamos de ofrecer tiempos y espacios para que, en los claustros, haya esa reflexión y espacios para compartir. Ya la Provincia nos pide que podamos ir caminando en torno a hacer comunidades apostólicas en nuestros centros, ciudades, etc.

Es un horizonte: poder ofrecer comunidades donde compartir la vida y la fe en torno a nuestros colegios y claustros. Hoy en día es un reto grande: trabajar la fe y la trascendencia también con los educadores. Y para esto Líneas de Fuerza y otros equipos están poniendo muchos materiales y esfuerzos.

P: Háblanos de la campaña de este año: ‘Gente esperanzada. Atrévete a descubrir la Iglesia’

R: Es de los retos más grandes que hemos tenido los últimos años: trabajar este lema y la clave de fondo que tiene este lema. Todos los lemas de Líneas de Fuerza trabajan alguna contemplación de los Ejercicios Espirituales. La de este año trabaja unas directrices que Ignacio da al final de los Ejercicios para sentir con la Iglesia. El tema de fondo de este año es sentirnos Iglesia, comunidad.

La visión que muchas veces se da de la Iglesia son negativas. Tienen su realidad, pero, creo que la Iglesia es mucho más que eso que se lee en los periódicos y se escucha en las noticias. La Iglesia está formada, sobre todo, por gente esperanzada. Este es un mensaje que el Papa Francisco nos viene repitiendo mucho los últimos años: que los cristianos tenemos que transmitir esperanza en un mundo lleno de dificultades. Y eso lo podemos vivir todos. Desde las dificultades económicas, políticas… que vivimos en nuestro mundo más cercano y también en el más lejano.

Transmitir esa esperanza es clave hoy en día, dando esta visión de que la Iglesia es una Iglesia que transmite esperanza. Que está formada por personas que tienen sus pies de barro, nuestros dones y nuestras cosas menos buenas. Pero creo que la Iglesia está formada por personas muy esperanzadas y comprometidas por hacer de este mundo un lugar mejor. Eso es lo que queremos transmitir y mostrar a nuestros alumnos, educadores y familias… que la Iglesia no es una institución lejana, sino que la formamos todos los que estamos de a pie. Que sí formamos parte de una Iglesia universal, pero también nuestras pequeñas comunidades locales, nuestra clase, familia, equipos de fútbol, baloncesto, etc.… somos comunidades.  Y que con nuestras actitudes, compromisos, etc., vamos construyendo la Iglesia.

P: Por terminar, cuéntanos sobre la experiencia de una Semana Ignaciana en todos los colegios de Educsi.

R: Esto viene motivado por uno de los retos que hoy estamos intentando trabajar, no solo desde el ámbito pastoral, sino desde los diferentes ámbitos de Educsi. El sentir que formamos parte de una red de colegios y no solo pertenecemos a nuestros colegios, que eso nos hace un , a veces, volvernos sobre nosotros mismos y no ver la riqueza que tienen nuestros colegios.

Este trabajo en red se puso muy patente el año pasado con la Semana Ignaciana y con todo lo que con la Semana Ignaciana e Ignatius 500 provocó en los colegios. Esta celebración, de manera más universal en la familia ignaciana nos abrió los ojos a otros contextos y realidades, más allá de lo que tenemos en nuestras ciudades. Fue una experiencia muy bonita.

Y que, después de haber podido hacer todo lo que se hizo, aunque durante todo el curso se hicieron actividades y propuestas, la evaluación ha sido tan positiva, que los colegios nos lo han pedido. Por eso Educsi tomó la decisión de mantenerlo en el tiempo. Tuvimos algunas actividades en común, donde pudimos ver la realidad de alumnos de otros centros. Actividades más lúdicas, con cierta competición entre colegios… pudimos reflexionar conjuntamente a través de exposiciones fotográficas sobre cómo el lema ‘Ver las cosas nuevas en Cristo’ se plasmaba en contextos distintos a los nuestros…

 

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