De las experiencias vitales de Arrupe al compromiso con el mundo de los Antiguos Alumnos

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De las experiencias vitales de Arrupe al compromiso con el mundo de los Antiguos Alumnos

Arrupe fue el gran protagonista del segundo día de las jornadas educativas de Educsi que se enfocó en leer los signos de los tiempos a través del que fuera P. General de la Compañía, desde el ayer, el hoy y el mañana.

Comenzó el día en clave de humor por parte del relator, Manolo Magdaleno, director del colegio jesuita de Zaragoza que resumió lo acontecido el día previo. A continuación, dos expertos en el P. Arrupe ahondaron en su figura y en la relación que mantuvo con los antiguos alumnos.

En primer lugar, el jesuita y experto en espiritualidad ignaciana, Cristóbal Jiménez SJ, nos acercó la experiencia vital de un hombre, el P. Arrupe, no sus grandes hechos sino cómo afrontó su vida. Desgranó las grandes explosiones de su camino a las que tuvo que enfrentarse, las que le hicieron sufrir mucho y a la vez fue remontando gracias a depositar toda su confianza en el Señor.

El contacto con los pobres “golfillos” de Vallecas pudiera ser una de esas primeras explosiones, en las que “le dolió el sufrimiento del pobre, la injusticia”. La llegada entusiasta a Japón y el choque con sus ilusiones misioneras llegarían después. La explosión que supuso para la Iglesia el Concilio Vaticano II y sobre todo el postconcilio convirtió a Arrupe en gran protagonista de esa época ya como P. General de la Compañía. Le toca “conducir esa renovación de la Compañía en esos tiempos tan complejos” donde latía la tensión interna entre las dos direcciones del Concilio: retornar a las fuentes y adaptación a los nuevos tiempos.

Será en su modo de gobierno, distinto al conocido, desde su humildad y sencillez donde se empieza a percibir la unión entre su vida espiritual y apostólica, que marcan sus acciones y decisiones. Como afirmó Jiménez, para Arrupe “Nada tiene sentido si no se hace desde Dios”.. Eterno preguntón, nos resuenan cuestiones suyas como éstas: ¿Es esto lo mejor que podemos hacer? ¿Responde al bien más universal que es nuestra meta?

Arrupe habla de las crisis presentes (iglesia, vida religiosa, profundidad del hombre) y a la vez mira al futuro y por ello, según el ponente “es un profeta y un místico” y como tal, no siempre fue bien interpretado ni acogido. En opinión de Jiménez, los golpes e incomprensiones de dentro y de fuera de la Compañía sería otra de las explosiones de su vida, a las que hay que sumar el decreto de destitución como General del Papa Juan Pablo II, cuando ya había sufrido la embolia, y los diez años de enfermedad donde “hay una explosión interior, de batalla personal, de ir aceptando y acogiendo su incapacidad”. ¿Cómo es posible que un hombre que vive todas estas explosiones, se mantenga siempre con una alegría interior? Se preguntaba el ponente para el que la respuesta estaba en las horas que pasaba delante del sagrario ya que para Arrupe sus tres amores fueron Jesucristo, la Iglesia y la Compañía. “Sentirse habitado por Dios es lo que sostuvo esa vida de Arrupe” concluyó el ponente.

¿Qué les pide a los Antiguos Alumnos?

El jesuita e historiador Alfredo Verdoy expuso por la mañana en una conferencia titulada “El discurso de Arrupe a los AA.AA” lo que el P. Arrupe pensaba y esperaba de los Antiguos Alumnos de los centros jesuitas. Citando los estudios del P. Torelló SJ considera Verdoy que posiblemente ningún otro general haya dedicado tanto tiempo y cariño a los AA.AA. Desgranó primero el ponente distintos discursos previos al conocido de Valencia de 1973. En todas sus intervenciones -afirmó Verdoy- se mostró ante los AA.AA. siempre cordial y verdaderamente agradecido, cautivador, risueño… con gran autoridad moral, siempre cómplice, auténtico líder”. Les ve como compañeros e hijos queridos, que tienen que vivir en el mundo como laicos y cristianos, activos y con mente y corazón abiertos. Un perfil que Verdoy califica de un poco idealizado y condensa así: “Persona rica por lo mucho recibido, abierta, como fruto de su educación, educada en el espíritu de las obras de misericordia”.

Con el paso del tiempo sus palabras hacia ellos se van cargando de radicalidad y petición de compromiso y les encamina hacia una misión: transformar el mundo, desde su carácter de laicos y al servicio universal de todos los hombres. Les propone cómo hacerlo: ejerciendo y practicando el verbo Servir, con un nuevo sentido de la responsabilidad que no es individual sino como cuerpo, y más independiente de su vinculación a los jesuitas. Les pide romper esa práctica de grupos autorreferenciales y endogámicos.

Y ya en el discurso del 1 de agosto de 1973 en Valencia ante casi 600 antiguos alumnos, Arrupe reconoce que el tema de la Justicia ya preocupaba a la Iglesia desde el Sínodo de 1971 y se pregunta qué hacer. La respuesta es formar hombres que no vivan para sí, sino para Dios y Cristo y los demás, con un amor que tiene como primer postulado la justicia. Les dice a los AA.AA. que ellos son los agentes y promotores del cambio y que tienen que ser reeducados para a su vez educar para la justicia. Arrupe considera que sí existen algunos de esos hombres que sueña como AA.AA. que son los que se dejan llevar por el espíritu

Debate

En la mesa redonda posterior se han tratado de algunas tensiones del mundo y la Compañía de Jesús en la época de Arrupe y en la actualidad. Alfredo Verdoy SJ ha aconsejado a los equipos directivos que se interesen por la realidad, que al decidir lo hagan tras contactar de forma afectiva con la cuestión y que lleguen a acuerdos al tomar decisiones y asumir que a veces son otros quienes han podido tener más peso.

Por su parte, Cristóbal Jiménez ha querido dar importancia a mirar la realidad con los ojos de Dios, con esperanza. Eso también implica mirar y escuchar a lo distinto. Arrupe no solo quiso mirar lo negativo de su época, nosotros no debemos hacer lo mismo en la nuestra.

Preguntado por ¿cuáles son las bombas atómicas a las que afronta actualmente la compañía?, mencionó la crisis de los abusos, un episodio no temporal, que se arrastra del pasado, será duradero y hay que no ocultarlos sino afrontarlos.

Por último, han establecido similitudes entre Arrupe y el Papa Francisco, destacando ambos su interés por vivir con los demás, de estar acompañados.

La tarde ha incluido de nuevo la asistencia a alguno de los talleres como los relativos al proyecto educativo que englobaban sesiones sobre Ciudadanía global, Marco competencial docente, Tendencias tecnológicas, Cuidar de la casa común o Plan integral de formación humana. A continuación, los asistentes se han repartido en distintas visitas por la ciudad de Bilbao: Guggenheim, Museo de Bellas Artes, Casco viejo y San Mamés.

Concluye otra jornada densa en la que se ha rememorado la figura de Arrupe desde el corazón.

Galería de fotografías.

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