Encuentro JESEDU. Experiencia global en los colegios de la Compañía

Es cierto que un encuentro en Indonesia con educadores de colegios jesuitas de todo el mundo habría sido algo inolvidable, pero reconozco que ha sido un gran regalo poder participar de un encuentro como este, en las circunstancias actuales en las que nos encontramos.

Durante la inauguración y la clausura del coloquio, igual que durante los círculos de discernimiento y en el encuentro del pos-coloquio, he sentido muy profundamente la identidad ignaciana que nos une a todos los educadores de colegios jesuitas: un mismo lenguaje, unas preocupaciones similares y unos objetivos paralelos que unifican contextos, colegios y países de realidades tan aparentemente diversos.

Continuamente durante estos momentos he recordado a mis alumnos, a todos y cada uno de ellos, con el profundo deseo de que ellos mismos, en algún momento de su trayectoria educativa puedan llegar a experimentar también lo que significa ser parte de una red de colegios tan extensa y rica como ésta, y que de este modo puedan crecer en la identidad ignaciana que implica ser alumno de un colegio de la Compañía de Jesús.

También creo que como educadores necesitamos de estos encuentros, para darnos aliento y para dar Sentido a la tarea que hacemos cada día: un Sentido pleno que se basa en una misión común universal, que nos supera y que va mucho más allá de las paredes de nuestro centro educativo.

Hemos hablado de educar en la fe, en la profundidad, en la reconciliación y en la ciudadanía global. Las charlas previas al coloquio han ayudado mucho en las reflexiones. Los cuatro elementos son igual de importantes pero parece que hay una urgencia especialmente coincidente: educar en la profundidad, en un mundo que vive a mucha velocidad, en un continuo individualismo e inmerso en lo material y lo superficial.

Muchos también, dependiendo del contexto, sabemos que, aunque la profundidad es el punto de partida de lo demás, la educación en la fe será lo que diferencie a nuestros centros educativos y les dé su razón de ser, en medio de una sociedad cada vez más secularizada y donde la Buena Noticia sigue siendo tan necesaria. Y ahí no sólo entran la educación en la fe de los alumnos, sino también la formación y acompañamiento de cada profesor que se incorpora a la comunidad educativa.

Me quedo también con la necesidad de ayudar a nuestros alumnos a reflexionar y también a experimentar, con la metodología del PPI qué es la “ciudadanía global”. Este concepto debe integrarse de alguna manera en los contenidos del currículo, para darle el valor que merece: el mismo valor que desde Educsi se está dando a este tema y que tenemos que buscar maneras para irlo concretando en nuestros contextos educativos.

Para mí, este encuentro de JESEDU ha supuesto una sencilla experiencia de lo que ciertamente deseo que sea la ciudadanía global para nuestros educadores, para nuestros alumnos y para todos nuestros colegios de jesuitas.

Margarita Balsa Jiménez

Subdirectora del IP Cristo Rey de Valladolid