Didáctica activa e interactiva del modo ignaciano en 1599

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Didáctica activa e interactiva del modo ignaciano en 1599

En la anterior entrada iniciamos una presentación general de la Ratio Studiorum de 1599. En la presente reflexión, desarrollaremos algunos de los elementos de su didáctica con más profundidad, junto con otros recursos educativos favorecedores de la formación integral en “virtud y letras”.

Una técnica clásica de las clases inferiores era la prelección (praelectio). Representa el instrumento empleado para trabajar el texto de un autor. Empezaba con una breve exposición magistral del fragmento a valorar y una introducción a la hora de lección de forma global para despertar el interés y la motivación. A continuación, el maestro profundizaba en el texto. La prelección habituaba a los alumnos a no pasar superficialmente por los textos, ni detenerse en su materialidad, sino a penetrar su sentido profundo y madurar en sus juicios y en su personalidad. A continuación, seguían una serie de ejercicios muy variados: redacciones, descripciones, imitación de autores, composiciones en prosa y en verso,… Tales actividades interpelaba al alumnado en todo momento, no sólo en la vertiente intelectual, sino también emotiva, relacional o reflexiva. La interacción entre los compañeros del aula era frecuente. Nos encontramos así ante una pedagogía activa e interactiva.

La emulación también estimulaba al alumnado. Todos tenían un compañero con el cual realizaban ejercicios, repetían las lecciones o corregían las actividades. Se favorecía así la interacción personal. Cada clase está dividida en dos bandos, cada uno con sus autoridades, que llevan el nombre de los magistrados romanos (emperador, cónsul, tribuno…). Los grupos compiten entre sí y los primeros alumnos de cada bando ocupan los primeros asientos. Cada uno o dos meses se renuevan las autoridades. El objetivo es “fomentar una sana competición, que es de gran estímulo en el estudio” (Regl.Prof.Clas.Inf., 31). En esta línea, identificamos también los castigos o los premios. Sabiamente la Ratio apunta más se conseguirá “con la esperanza de honores y premios y el temor de la deshonra, que con la vara” (Reg.Prof.Clas.Inf.,39).

En cada clase, los alumnos estaban divididos en decurias o grupos de diez, al frente de los cuales se hallaba un decurión, un ayudante del profesor, encargado de tomar la lección de memoria de sus condiscípulos. En cada clase, encontramos también un encargado de la disciplina, o decurión máximo (censor, pretor), con el privilegio de imponer castigos a sus compañeros, interceder por ellos, e informar de las faltas cometidas en presencia o ausencia del profesor. La relación entre el alumnado y el profesorado era estrecha.

Por último, señalamos dos características de nuestra tradición. La “cura personalis” -aunque esta expresión es muy posterior- a través del seguimiento de los alumnos, los coloquios personales, la Ratio recomienda al profesor “no tenga aversión a nadie, interésese por los estudios del pobre lo mismo que por los del rico, y procure el éxito de cada uno de sus discípulos en particular” (Regl.Prof.Clas.Inf., 50).  El otro rasgo, el más importante, la atención pastoral y espiriritual. Por primera vez, se introduce una hora semanal de estudio del Catecismo, además de la oración al iniciar cada lección, la Eucaristía semanal, el sacramento del Perdón y la propuesta extraescolar de las Congregaciones Marianas, un movimiento de espiritualidad ignaciana para los jóvenes. Gracias a todas estas iniciativas, la Compañía intentaba educar a las nuevas generaciones en virtud y letras. En posteriores reflexiones, ahondaremos en estos fundamentos de nuestra tradición pedagógica.

Entre las actividades fuera del horario escolar también destacan las Academias, círculos de estudios formados a partir de los intereses del propio alumnado. Se reunían los fines de semana para profundizar en sus aficiones en temas relacionados con el currículo escolar. Se fomentaba así los intereses y la iniciativa personal. También se fomentaron las representaciones teatrales. En la reglamentación no se fomenta el número, se recomienda los temas piadosos, el empleo del latín y la presencia únicamente de personajes masculinos. Tanto las Congregaciones, como las Academias y el teatro evolucionaron con el tiempo.

Bibliografía: L. Lukács, Ratio Studiorum, en O’Neill-Domínguez (ed.), Diccionario de Histórico de la Compañía de Jesús, ARSI-UPCO, Madrid, 2001.

Òscar Fuentes sj

Profesor de Historia de la educación de la Compañía en el Máster de Pedagogia Ignaciana

Fundació Jesuïtes Educació